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lunes, 5 de marzo de 2012

YA ESTÁS "MUY GRANDE" MAESTRO


Esta mañana, cuando entramos en clase, lo primero que les digo a los niños es “escuchadme chicos, tengo algo que deciros, una noticia que daros: hoy es mi cumpleaños, así que me gustaría que me cantarais todos el cumpleaños feliz, lo mismo que hacemos cuando es el cumple de cualquiera de vosotros, yo no quiero ser menos”. Por supuesto me cantaron el cumpleaños feliz, con gran diligencia y energía, con sus voces infantiles y sus expresiones espontáneas y maravillosas. Después algunos propusieron que lo cantáramos también en inglés, y así lo hicimos; no contentos aún seguimos con “feliz, feliz en tu día, amiguito que Dios te bendiga...” y aún después “es un muchacho excelente, es un muchacho excelente”, para rematar con un súper estimulante, y unísono grito de reconfortante felicitación colectiva: ¡FELICIDADES MAESTRO!
Después de este inicio de jornada tan feliz, lo siguiente que hice fue llamar a mi mujer y pedirle que fuera a buscarme unas bolsitas de “chuches” para regalarles a la salida, es lo menos que yo podía hacer, caramba.
Me preguntaron cuántos cumplía y yo les dije que cincuenta y nueve y escribí el numero en la pizarra y ellos por supuesto no sabían leerlo y me comentaron que ya estaba yo muy grande, eso es cierto les dije yo, y pensé que realmente yo debo ser ya muy “grande”, tan grande, que mis niños no son capaces de entender ni asimilar el número que representa mi edad.
Pero luego pensé que tenía yo por otro lado una gran suerte, la suerte de celebrar mi cumpleaños con ellos, de la misma forma y con los mismos ritos que celebramos el cumple de cualquiera de ellos. A las dos se fueron felices a casa con sus chuches y yo me fui contento con sus canciones y felicitaciones.

jueves, 9 de febrero de 2012

BUEN VIAJE Y BUENA SUERTE




Un par de farolas de amarillenta luz apenas nos permiten ver el discurrir de la pelota sobre la estrecha parcela de hierba salpicada por algunos arbolitos. Pablo se pinchó cuando saltando trató de alcanzar las ramas de uno de ellos. Me dijo que no se había hecho daño porque todo su interés estaba en seguir jugando, correteando tras el balón, pateándolo hacia arriba, inventando fantásticas proezas de fútbol semejantes a las que ve en los dibujos animados.
Ya más tarde, en casa, sí que se quejó del daño que tenía en la mano y su madre tuvo que aplicarle algún remedio.
A veces interrumpimos el juego para ver los aviones que cruzan sobre nuestras cabezas, con sus luces parpadeantes y su rugido remoto. Durante un momento los miramos y les deseamos buen viaje y buena suerte, antes de que la noche se los trague para hacerlos aparecer después en algún lugar lejano.
Pablo me dice que cuando seamos nosotros los que viajemos en avión de noche, le gustará asomarse a la ventanilla por si puede ver a niños que juegan a la pelota con sus papás; quizá sea así le contesto, quizá ellos también nos deseen buena suerte y buen viaje.

viernes, 3 de febrero de 2012

EL GENIO DE TCHAIKOVSKY SE HACE MAGIA EN LOS NIÑOS


Ocurre siempre cuando a la vuelta del recreo me llego hasta el reproductor de música y elijo la pista número dieciocho del cedé de audiciones clásicas; entonces empieza a sonar "El lago de los cisnes" de Tchaikovsky y ellos invariablemente comienzan a saltar, a ir de un lado a otro muy agitados, a reírse, a dar gritos de júbilo...Sí, tienen perfectamente asumido que "El lago de los cisnes" no es música que pongamos para escuchar tranquilamente sentados, es música con la que nos divertimos mucho, pues con ella representamos una historia que entre todos nos hemos inventado libremente; con esta música hemos montado nuestra particular obra de teatro, nuestra particular coreografía para celebrar al genial músico ruso de alma tan atormentada como la de su patria. 
Lo primero es repartir los papeles: hoy les toca a los niños hacer de cisnes, así que serán las niñas las que ejerzan de hadas madrinas; entre las niñas hay que hacer sorteo para ver cual de ellas hace de "bruja mala" y cual de "pajarillo mensajero". Con los primeros compases los niños corren al corcho, quiero decir al profundo lago azul donde nadan felices y despreocupados los cisnes y súbitamente convertidos en estos bellísimos animales se mueven sobre las aguas límpidas en las que espejea el sol. Las niñas se sitúan junto a la puerta, es decir en el sombrío bosque donde habitan las hadas buenas, justas, amigas de todos los animales y todos los niños y por supuesto de los cisnes. De la más profunda espesura del bosque surge la espectral y maligna figura de la "bruja mala", que encorvada y sonriendo malévolamente se dirige a la orilla del lago. Allí, con aviesas intenciones y sutiles engaños convoca a los cisnes, que inocentes e ignorantes de sus verdaderas intenciones acuden prestos. La bruja deja caer sobre las aguas miguitas de pan envenenadas que los cisnes comen rápidamente. La brujas pronuncia terribles palabras y después emite estruendosas carcajadas que hielan la sangre; los cisnes, aturdidos, confusos, doloridos, terminan exhalando el último suspiro y flotando muertos sobre el agua. Pero un pajarillo desde un árbol lo ha visto todo y presto vuela y avisa a las hadas del bosque. Las hadas se trasladan inmediatamente al lago, masajean el corazón de los cisnes y al cabo de un momento éstos resucitan.
Finalmente, hadas, cisnes, pajarillo y bruja arrepentida del mal que hizo, hacen un corro y dan unas vueltas entre risas y exclamaciones de alegría, que coinciden con los últimos compases de nuestro fragmento del "Lago de los cisnes".
Y ahora lo más curioso: cuando intento llevar a cabo nuestro juego, teatrito o como queráis llamarlo sin la música de Tchaikovsky, los niños pierden todo interés, no hay entusiasmo, ni magia, ni verdad en lo que hacemos. Y ahora decidme: ¿no era sublime y genial este compositor ruso?

jueves, 26 de enero de 2012

GUARDAR NUBES EN UN BOLSILLO





Ya sé que se espera que un maestro o una maestra de E. Infantil permanezca en todo momento inalterado, autocontrolado, sereno, sonriente, tranquilo, sin perder la sonrisa y si es posible adoptar o conseguir una expresión angélica o beatífica en su rostro. Pero yo no puedo y además no quiero. Yo quiero ser sincero y vulnerable ante mis alumnos, de la misma manera que ellos son sinceros conmigo y me muestran sus sentimientos, sus enfados y alegrías, sus dudas, sus arrebatos, las reacciones con las que me enseñan lo que hay en el fondo de ellos. Por eso yo también a veces me enfado, o me molesto, o me siento dolido o incluso en ocasiones pierdo los papeles. Porque estoy entre ellos, comparto espacio y tiempo y vivencias con ellos, río con ellos y sufro con ellos y me equivoco o acierto con ellos.
No, no soy uno de esos maestros de claro y previsible perfil, soy un hombre que trata de sentirse niño entre los niños, de recordarse a si mismo, de no olvidar que también ellos serán hombres y mujeres algún día, y es ahí cuando decido y tengo claro que no puedo ni debo engañarles, que sólo puedo ofrecerles lo que ellos me ofrecen a mi: sinceridad y ganas de coger nubes y guardarlas en un bolsillo.

viernes, 20 de enero de 2012

HISTORIAS DE PATIO




Es interesante observar lo que ocurre en el patio. Samuel cabalga en su nervioso caballo, cuando de pronto tropieza y cae al suelo. Le rodean varios compañeros y él permanece quieto, inmóvil. Son segundos decisivos, el drama puede estallar en cualquier momento o pasar de largo; En esta ocasión pasa de largo. Samuel se levanta, viene hacia mi y me dice que se ha caído y se ha hecho daño, pero que no ha llorado. ¡Bravo Samuel, en gran medida en eso consiste la vida, en seguir adelante después de las caídas!
Pablo juega en una esquina junto a dos niñas. Intuyo que juegan de forma simbólica. Inesperadamente Pablo se incorpora y viene hacia mi llorando. ¿Qué ha pasado Pablo? “Me han apagado la tele, no me dejan ver la tele”, me dice compungido, ahogado por el llanto. Jugaban a las familias y lo hacían con tal intensidad y veracidad que cuando ellas decidieron castigarle sin tele, Pablo lo vivió como un hecho real, no caben bromas ni media verdades en el juego absolutamente serio de los niños.
Nacho, en mitad del patio va sacando flechas de su carcaj, las coloca con cuidado en el arco, lo tensa, apunta y dispara. No puede fallar porque la vida de los miembros de su tribu depende de que él cace suficientes bisontes. Después llamará a sus compañeros y cortarán la carne para llevarla al poblado.
La vida, con todos sus dramas, alegrías y amplios y ricos significados palpita imponente y majestuosa en los juegos de los niños en el patio.

viernes, 13 de enero de 2012

UN TÍO RARO CON GAFAS DE COLOR NARANJA




El primer día después de las vacaciones de Navidad comenzamos hablando de los regalos de Reyes, era inevitable y también necesario. El hecho de que se alargara la tertulia junto con el desmesurado afán de dar noticia a los demás de las excelencias recibidas, contribuyó a que la clase se transformara en jaula de grillos: todos gritaban, todos querían dejar constancia de los regalos recibidos. Pedí silencio y repartí folios. Deberían dibujar los juguetes que los Reyes les habían traído.
Algunos se mostraban muy preocupados, pues temían no saber hacer esos dibujos. Les dije que no se preocuparan, que pensaran en su juguete y al mismo tiempo movieran la mano, que ya verían como la mano por si misma iría encontrando el juguete que tenían en la cabeza. No importaba nada como saliera, cada uno podía hacer su dibujo libremente, como le diera la real gana, sin ningún miedo.
Así fue como descubrí que una Nancy, un Woody, un tren, un fórmula uno con mando a distancia, “un tío raro con gafas de color naranja con las pilas gastadas”, pueden ser representados con un aluvión de formas rectangulares y cuadradas, con enrevesados garabatos y con curiosas e indescifrables formas de reminiscencias jeroglíficas...
También hubo además de trabajos abstractos, conceptuales y figurativos, dignas y singulares obras realistas. Los Reyes estarán contentos de promover tanto arte y capacidad de representación.

viernes, 6 de enero de 2012

CABALGANDO SOBRE UN NANOSEGUNDO



Fue un martes trece. Estuvimos hablando de esto, de cosas que según alguna gente, o mucha gente, trae mala suerte. Sal que se derrama, gato negro, martes ni te cases ni te embarques, espejo roto, levantarse con el pie izquierdo...
Le cuentas estas cosas a los niños y se te quedan mirando extrañados, sin saber muy bien de qué les hablas. ¡Qué pueden saber ellos de superstición o mala suerte! Sin embargo no renuncio a plantearles cualquier tema o cuestión que se atraviese en nuestro camino, que surja en el devenir de los acontecimientos y las tareas diarias. Les hablo de todo, les menciono todo, hablamos y hablamos y vemos sobrevolar las palabras y las ideas y la vida sobre nuestras cabezas, y poco a poco la vida configura sus múltiples formas y caminos y opciones entre nosotros. Cuando menos lo piensas cualquiera de ellos pregunta algo o dice aquello que te deja estupefacto, parado ante el tiempo mientras todos ellos cabalgan sobre un nanosegundo.