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martes, 14 de abril de 2020




El sol prefiere la O
Dos nubes convergentes en la esquina de la pizarra, bajo ellas otra acostada plácidamente, un poquito de sol asomando el hociquito entre las nube convergentes, jugando con ellas al escondite dicen los niños. U, u, u, u, dice el pequeño sol que apenas asoma. Lo dice quedo y con temor, como queriendo concitar fantasmas, deseoso de convertirse en ocaso y desaparecer, o en grulla rosada y desaparecer, o en fantasma burlón que burla las nubes y va corriendo a merendar con los niños de la sierra Norte. Cara al Norte, eso es importante, sin perder el calor, el preciado rescoldo, incubando y manteniendo la llama entre las manitas cerradas, rojizas, a la caza siempre del juego o la promesa.
Pero mira que no es "u" lo que dice el sol, recapacitamos, comentamos, reflexionamos. U diría un sol fantasma, uno de esos que juega a asustar las nubes y a veces sopla y sopla hasta deshacerlas. Este nuestro sol de hoy juega al escondite, bienintencionado y conciliador, es un sol que mira lúcido y sabio hacia las vacaciones, hacia las playas amables del litoral de Cádiz, hacia los refrescos de vino tinto con gaseosa y con grandes cubos de hielo. A eso mi padre llama "tinto de verano" dice uno de mis niños, el que ríe y ríe con risa contagiosa.
Borramos por tanto esa fila de atemorizadas "us" que salen de la boquita sonriente del sol y se deslizan ululantes sobre las barrigas blanditas de las nubes. Le toca subir al estrado a la o, y oh maravilla, en un santiamén, en menos de lo que se tarda en pronunciarlas tenemos ahí arriba, brotando del cerebro soleado y risueño del astro emergente una serie completa de "os", o, o, o, o y diecisiete veces o. Esta es la genuina forma en que el solito semioculto jugaba al escondite con las nubes 

1 comentario:

  1. ¡Qué preciosidad de relato, Máximo! Me has hecho recordar aquellos dulces momentos en los que yo también me ponía junto a mis pollitos y ellos a mi alrededor, sentados en el suelo, para contarles historias o que me las contaran ellos a mí. Recuerdos de toda una vida a su lado. Ahora ya me he jubilado, el año pasado, pero guardo infinidad de anécdotas preciosas. No sabes lo que me gusta pasar por tu blog y ver lo que escribes, porque realmente eres un maestro de corazón, un niño grande como lo somos todos ( o casi todos) los que nos dedicamos a esto.
    Me alegro que estés recuperado y espero poder continuar leyéndote
    Un abrazo.

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