Salimos
a mirar el cielo, a ver qué tiempo hace. Si el día es claro y
soleado les pinto un rotundo sol en la esquina superior izquierda de
la pizarra. Pero siempre trato de que no sea un sol cualquiera, sino
un sol innovador, simpático, diferente. Y como ellos ya conocen mis
tendencias y participan de ellas, empiezan a gritar con mucho énfasis
sus preferencias: "Pinta un sol pirata maestro, no, no, un sol
payaso, no, un sol pulpo, eso, eso, un sol pulpo..." y así
durante un buen rato me van haciendo sugerencias. Pero a mi, que me
gusta sorprenderles y jugar a imaginar con ellos, se me va formando
en la cabeza un inesperado y sorprendente "sol tomate". Y
en la esquina superior de la pizarra les pinto un rojo y orondo sol
tomate y ellos se quedan muy callados y sorprendidos. Y les cuento
que un día soñé que el buen sol se convertía en un gigantesco
tomate muy caliente, y que tanto calor no pudo resistir aquella
vegetal estrella y finalmente explotó o más bien reventó y se
produjo entonces una intensa y prolongada lluvia de jugo de tomate
que inundó las ciudades de la tierra y entomató a niños y adultos
y formó charcos de zumo de tomate en los que los niños chapoteaban
felices. Se quedan muy callados durante un par de segundos y luego
estallan las risas y los golpes en las mesas y el alboroto de pies
alocados machacando los imaginarios charcos de pulpa de tomate que se
han ido formando en el suelo de la clase. Dejar que mi imaginación
se mezcle y confabule con la de ellos es uno de mis mayores placeres.
La bitácora es la caja que contiene la brújula que orienta a los navegantes. Con estas palabras inicié este blog hace ya algunos años. Ahora ya no estoy en activo, ya no voy al "cole" ni vivo el milagro de convertirme en niño. No obstante seguiré publicando aquí recuerdos de vivencias escolares y otras "historias" personales, probablemente producto también de mi vida como maestro, pues todo lo que eres se apoya de alguna manera en lo que fuiste.
¡Qué maravilla! Hacerse niño otra vez y jugar a imaginar cosas. También es uno de mis grandes placeres. Yo, a veces, me disfrazo de personajes que vienen a darles la clase y contarles sus cosas, o jugamos a convertirnos en lo que jamás llegaremos a ser y visitamos lugares lejanos de los que extraemos conocimientos. Es estupendo aprender jugando, o no aprender, simplemente, divertirse.Tú has sabido entenderlo. Un abrazo
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