Dani
se nos marcha el curso que viene, y eso inevitablemente, condiciona
mucho la forma en que nos relacionamos con él; no puedo evitar
pensar, por ejemplo, que no voy a poder seguir siendo testigo de su
evolución como lector, de sus avances por las intrincadas selvas de
letras , palabras y frases que vamos desbrozando con esfuerzo y
valor, ilusionados por llegar más pronto que tarde a las fértiles
praderas en las que nos aguardan fabulosas historias, libros con
páginas oscilando como caminos abiertos por los que avanzamos dando
nuestros primeros pasos como humanos lectores, capaces por tanto de
vivir muchas y diversas vidas, capaces de entrelazar nuestra propia
experiencia vital con la prodigiosa fauna y flora que produce nuestra
fantasía; porque eso y muchas otras cosas significa aprender a leer,
hacernos humanos y mayores y personas mientras el curso pasa y
maestros y maestras repiten de forma casi automática que los niños
crecen y se hacen grandes sin que apenas nos demos cuenta...
Pero
yo no puedo evitar estos días darme perfecta cuenta, querido Dani,
de que es muy cierto que te estás haciendo persona y humano lector y
maquinista de tren y bombero y pirata capaz de trepar hasta el sol;
no puedo evitarlo desde el momento en que supe que ya el próximo
curso no estarás conmigo y será otro maestro o maestra quien sonría
cuando le enseñes uno de tus trenes y te pregunte y tú le digas que
no es un tren cualquiera, que el tuyo es un tren Thomas. Un tren que
te lleva raudo a esa estación en la que vas a bajar con un libro
bajo el brazo y un montón de bellos recuerdos en los bolsillos.
La bitácora es la caja que contiene la brújula que orienta a los navegantes. Con estas palabras inicié este blog hace ya algunos años. Ahora ya no estoy en activo, ya no voy al "cole" ni vivo el milagro de convertirme en niño. No obstante seguiré publicando aquí recuerdos de vivencias escolares y otras "historias" personales, probablemente producto también de mi vida como maestro, pues todo lo que eres se apoya de alguna manera en lo que fuiste.
Compañero gracias por expresar los sentimientos, comunes en muchas ocasiones, que te produce nuestra fantástica profesión.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Gracias a ti por tus palabras y por dedicar algo de tu tiempo a leer estas pequeñas historias del día a día de un maestro de niños chicos.
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