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domingo, 18 de mayo de 2014

CABALGANDO POR LAS FOSAS MARINAS

Un sol pulpo se ha colado por la ventana y se ha instalado en una esquina de la pizarra; mitad sol, mitad pulpo nos abraza risueño con sus amorosos tentáculos y nos dice en un susurro quizás lujurioso que haríamos bien en divertirnos, en corretear por praderas como pequeñas figuras surgidas de la paleta de Goya. Hay momentos en los que el pulpo soleado quisiera escapar, harto del heliocentrismo artero al que se ve sometido, harto de los redundantes giros de galaxias y constelaciones, de las imperiosas leyes surgidas de la mollera de Newton, del calor sofocante que se gesta en su centro y chamusca sus patas...Pero por otra parte le retienen los niños, sus amables manitas manchadas de tinta de rotulador hexagonal, de polvo de tiza, de pegajoso caldo de pera o de uva o de plátano espachurrado que comimos a media mañana, desayuno, merienda, tentempié le llaman. Hoy es viernes le decimos al pulpo, no te vayas amigo, hoy apuntamos al sábado pero aún no disparamos, seguro que mañana encuentras el camino del mar, la dulce danza de los hipocampos azules, tan delicados y elegantes, tan osados y tenaces en sus hondas cabalgadas por las fosas marinas...

Quédate con nosotros ahí en la esquina superior de la pizarra y cuando llegue el lunes vuelve a tus mares de corsarios y aventuras, disfruta de la música de burbujas de tu descenso al fondo y duérmete arropado por las risas de esos niños que no respetan almanaques ni horarios. Benditos.

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