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miércoles, 20 de marzo de 2013

¡QUÉ MIEDO LA EME!



Con especial cariño recuerdo los días en que tratábamos de entablar conocimiento y amistad con la “eme”; todas las mañanas a vueltas con la eme; la eme, presumida y vanidosa, tratando de enseñar a bailar a las vocales, con cada una de ellas se disfraza de manera diferente: con la “a” se viste de mamá, con la “u” de vaca y dice “mu”, con la “e” se envalentona y llama “mema” a su vecina “n”, pobre “n” siempre a rastras de la “m”, y qué ingrata ésta haciéndole ver que sólo tiene dos patitas mientras que ella tres; con la “i” se pone tierna y hace mimos a su primo, con la “o” la muy tunanta asusta a los pequeños que no duermen con su horripilante traje de “Momo”, ese espantoso monstruo al que los niños que hoy somos adultos conocimos como “El Hombre del Saco”.
Pero el asombro general llegaba cuando yo les decía la película que iban a poner aquella misma noche por televisión: “Agarraos fuerte que lo escribo en la pizarra con espléndidas letras mayúsculas para que todo el mundo lo entienda: MOMO Y LA MOMIA.”
¡Uhhh, qué miedo la eme maestro!

2 comentarios:

  1. Jajajaja. Divertida manera de presentar la "m". La verdad es que los maestros debemos echar mano de todas nuestras artes, las que tenemos y las que no tenemos para que nuestros niños aprendan jugando, porque esa el forma más natural de aprender. Un abrazo

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    1. LLevas razón, me gusta eso que dices "echar mano de todas nuestras armas", así es realmente, a veces es complicado averiguar cómo hemos llegado a inventarnos ciertas cosas, supongo que las cosas de los niños se nos pegan de alguna forma.

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