Vistas de página en total

martes, 15 de enero de 2013

ROSARIO NO NECESITA MAPA



Esta mañana nos tocaba hablar de pueblos y ciudades, del 
lugar donde vivimos, que es necesariamente, 
esquemáticamente hablando, un pequeñito círculo que se 
integra en otros más grandes. Después de apreciar y 
descubrir entre todos diferencias entre pueblo y ciudad me da 
la ventolera de colgar un mapa de España en la pizarra.

Es un viejo mapa que algún gamberro pintarrajeó hace años, lo que les causa estupor y alguna condescendiente sonrisa. Nos desplazamos de arriba a abajo y de uno a otro lado, esta mancha amarilla es Galicia, allí llueve mucho y por eso quizá la gente no es tan alegre como aquí, junto a ella tenemos esta otra verde, es Asturias, una tierra de valles verdes y verdes montañas, muy bonito sitio para ir de vacaciones, esto morado es el País Vasco, son gente ruda, les gusta levantar piedras y también les gusta comer chuletones de buey..."a mi padre también le gusta eso maestro", salta como un muelle uno de mis alumnos, y así sucesivamente les voy señalando las Comunidades Autónomas de España. Finalmente, después de asociar a cada Comunidad algún rasgo que a veces les produce curiosidad y a veces risas (afortunadamente ellos están aún muy lejos de las arrebatadas pasiones por las diversas patrias y las banderas), llegamos a la gran mancha verde que queda abajo y va de un lado a otro del mapa, la más grande de todas. Bueno, pues esta es la nuestra, nuestra tierra, nuestra Andalucía. Les señalo Sevilla y un poquito más arriba El Pedroso, nuestro pueblo, que no aparece en el mapa, pero que seguro está aquí, justo donde yo pongo el dedo, en esta zona de suaves montañas a las que llamamos Sierra Norte de Sevilla. Maestro, el mapa sirve para no perderse, ¿verdad?. Sí, ya lo habréis escuchado decir a Dora la exploradora. Pero lo mejor de los mapas son sus colores, las ganas que le entran a uno mirándolos de viajar, de vivir aventuras, de pronunciar nombres que suenan como el deshielo en la península de Kamchatka, como un arroyo vertiendo su caudal a un río, o como el desplazamiento en el mar de la botella de un náufrago...
Vamos pues de lo pequeño a lo grande: Nos encontramos aquí en esta clase que está en un colegio que está en un pueblo en la provincia de Sevilla de la Comunidad Autónoma de Andalucía, España, Europa, Globo Terráqueo.
¿Sabes maestro?, me interrumpe Rosario, los Reyes Magos me han traído unas botas multitacos y un chaquetón de la Selección de España.
¿Sabes Rosario?, tú sí que eres capaz de saltar sobre las convenciones y las rutinas y las horas lánguidas sin necesidad de ningún mapa.
Claro maestro, el campo de fútbol en el que yo juego está en un pueblo de Sevilla, Andalucía, España, y sé llegar allí sin mapa.

2 comentarios:

  1. Los niños son sorprendentes. ¡Ojalá nos pareciéramos a ellos! Es una lástima que con los años se pierdan esa frescura, esa espontaneidad y esa manera de mirar las cosas, con total ingenuidad.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo amiga, lo único que podemos hacer es acercarnos a ellos, compartir con ellos todo lo que podamos compartir y observarlos y aprender. Un abrazo.

      Eliminar