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lunes, 19 de noviembre de 2012

SEÑOR SEGURA




El presente escrito es una colaboración para el proyecto de Homenaje al Maestro que prepara nuestra querida amiga Pilar Begoña, autora del blog "El hada de los cuentos", cuya visita desde aquí recomendamos.

Señor Segura
“Hubo un emperador Máximo que murió degollado”. Lo decía asentado en su imponente presencia, con esa voz poderosa y profunda que parecía haberle prestado el mismísimo Zeus, colocando el puntero sobre mi frente mientras me miraba serio desde esa considerable altura que no era solamente la distancia entre sus pies y su noble cabeza, sino mucho más, la altura humana que le proporcionaba su vasta cultura, sus sólidos principios, su exquisita sensibilidad.
Bastaba que alguien asomado al pasillo anunciara que venía el Señor Segura para que de inmediato todos permaneciéramos clavados en nuestros asientos, en absoluto silencio, sabedores todos de que él no era un profesor como cualquier otro, con él estábamos condenados a prestar la máxima atención, no porque nos obligara con amenazas o castigos -nunca tuvo necesidad de castigar a un alumno- sino porque ejercía sobre nosotros una suerte de poder hipnótico, porque su discurso poderoso y mágico nos atrapaba y nos impedía cualquier otra cosa que no fuera caer irremisiblemente en el hechizo de sus palabras.
Yo no sería quien soy sin la decisiva influencia en un momento crucial de mi vida de aquel catedrático de Geografía e Historia, aquel hombre de anchos hombros que solía vestir traje oscuro y gabardina, de una cierta feroz apariencia que se desvanecía rápidamente en cuanto reparabas en su limpia mirada y sus afán incansable por transmitir y comunicar su inmenso saber, su concepción humanista de la vida, su confianza en las aspiraciones de los jóvenes a los que educaba. Él guió nuestras primeras lecturas, nos transmitió su gusto por los libros y la buena literatura (mucho mejor que el profesor de la asignatura, que todo el tiempo nos hablaba de épocas, cánones y clasificaciones); lo hacía con tal poder de evocación y convicción que a mi me resultaba imposible no acudir a la Biblioteca Pública para buscar y solicitar en préstamo los libros que contenían aquellas historias que nos servía en bandeja aquel excelente maestro, aquel hombre que manejaba las palabras como si fueran dardos que iban directos al centro de nuestros sentimientos.
Nunca se preocupó demasiado por fechas y datos que en cualquier momento se pueden consultar en un libro, prefería que tuviéramos la capacidad de emocionarnos y conmovernos ante la contemplación de “El galo herido” o “La Victoria de Samotracia” o cualquier otra obra de arte.
“No me engañas” escribió con lápiz rojo en uno de los exámenes que hice con él; yo apenas había estudiado y traté de rellenar dos o tres folios exprimiendo algunas nociones que recordaba, estableciendo arriesgados paralelismos y deducciones por mi cuenta y riesgo. Y sin embargo eso era precisamente lo que quería de nosotros, que no nos limitáramos a repetir mecánicamente información, que fuéramos capaces de pensar por nosotros mismos, de opinar, de analizar. Me asombra que ahora, cuarenta y siete años después los teóricos de la educación llenen páginas de ensayos y estudios sobre lo que mi querido Señor Segura practicaba de forma tan natural. Me puso una buena nota en aquel examen, y luego me dijo que tenía que estudiar más, pero que no dejara nunca de dejar volar mi pensamiento: a veces es el mejor camino para saber lo que realmente pasó o está pasando.
Hasta cuando nos reprendía aprovechaba la ocasión para transmitirnos alguna enseñanza: “Hubo un emperador Máximo que murió degollado”, “Isabel no te creas Elizabeth, aquella reina de Inglaterra a la que no le tembló el pulso”, “Don Julio, debería usted pedir a los dioses que le concedieran una pizca de la imaginación que tuvo aquel tocayo suyo, de apellido Verne..." y así sucesivamente, utilizando nuestros nombres y la reprimenda para colocar bajo el foco de nuestra atención a las grandes figuras de la Historia y la Literatura.
Él nos instó a leer Sinuhé el Egipcio, Ivanhoe, Los últimos días de Pompeya...para que aprendiéramos Historia; Los hijos del capitán Grant, La vuelta a mundo en ochenta días, e innumerables libros de aventuras y viajes para que aprendiéramos Geografía, aunque nunca fue partidario de compartimentar saberes, ya que era un humanista convencido y practicante, y no le cabía ninguna duda acerca de la interrelación y dependencia de todas aquellas parcelas que la escuela y los métodos de estudio se empeñaban en mantener bajo la denominación de asignaturas.
Y no sólo nos inculcó el gusto por los libros, la pintura y la escultura, también consiguió que nos interesáramos por la música clásica: acudía desinteresadamente los sábados al Instituto, donde en una de sus aulas nos juntábamos un puñado de alumnos y alumnas que habíamos comprendido que pasar un par de horas con aquel hombre sabio y bueno era de lo mejor que podíamos hacer con nuestro tiempo libre; aparecía con un puñados de discos del prestigioso sello Deutsche Grammophon, y antes de ponerlos nos embelesaba con descripciones y presentaciones tan certeras y bellas como la música que a continuación escuchábamos, intuyendo asombrados que algo sagrado y sublime latía en aquellas notas inmortales.
Amo la Música, la Literatura, el Arte...Los principios y la ética y la estética han sido pilares fundamentales en mi vida. Amo esta profesión mía de maestro que no es otra cosa que inculcar en los demás lo mismo que mi querido Señor Segura inculcó en lo más hondo de mi espíritu. 

martes, 6 de noviembre de 2012

PEQUEÑOS FRENTE A GRANDOTES



Leo con Pablo un cuento, uno de esos que le proporcionan en la escuela para que lo traiga a casa y tras leerlo rellene unos datos en un papel y haga un resumen y un dibujo; el cuento trata de un muchacho muy pequeño que vive con su familia en un castillo, algo así como una reencarnación de Pulgarcito. Se cuela por un boquete tras una rata y acaba descubriendo la ciudad de las ratas; éstas le hacen prisionero y le encierran en una sombría celda. Llega a sus oídos la noticia de una carrera que se celebrará en breve. Pide al rey participar y éste accede. Gana la carrera, cuyo primer premio es reinar por un día y de esa forma gana también su libertad, pudiendo regresar al castillo en el que reside su familia.
Yo creo que el autor de éste cuento no se ha molestado mucho en inventar una historia original, suponiendo que a estas alturas alguien pueda inventar una historia no contada antes de una u otra manera; creo que su héroe está basado evidentemente en la figura de Pulgarcito y sigue el esquema de tantos y tantos cuentos infantiles, un esquema simple pero efectivo y atrayente para la mentalidad de los niños: el protagonista ya de entrada presenta un hándicap, en este caso físico, y sufre por ello burlas y bromas de los que le rodean, pero podemos intuir y finalmente comprobar que su grandeza de ánimo y corazón le permitirán superar las pruebas a las que le somete el destino, ganándose finalmente la admiración y el respeto de todos, y aportando muchas veces la solución a un problema que no era sólo suyo sino de toda su familia o de la comunidad en la que vive. El héroe en este caso no es alto, fuerte y guapo, sino más bien desfavorecido por una genética algo cruel. Hay quizás, ahora que lo pienso, una tendencia a reivindicar los valores de los seres pequeños de estatura en la literatura infantil, algo por otra parte nada extraño si pensamos que va dirigida a gente menuda. Coinciden estos seres pequeños en sus peripecias con otros seres grandes, altos, fuertes, crueles y tontos, que inexorablemente serán burlados y vencidos por los pequeños. ¿No serán estos grandotes torpes y aguafiestas un claro reflejo de cómo ven muchos niños a los adultos con los que conviven? Es muy posible, motivos desde luego no les faltan.

Libros seleccionados de la lista de populares de aNobii

domingo, 14 de octubre de 2012

INFANCIA EN BLANCO Y NEGRO


Exposición de fotografías "Más que niños" de F. Ontañón.

Sí, los reconozco, no tengo ninguna dificultad para reconocerme en ellos, para que acudan raudas a mi memoria imágenes y recuerdos de aquella España en blanco y negro, aquella escuela monocorde, monótona, de métodos duros y mano dura, de repetición machacona de las tablas de multiplicar y misa obligatoria los domingos; acudíamos al colegio y desde allí, formando fila, callados y disciplinados y tristes nos dirigíamos a la iglesia a escuchar pacientes y resignados la santa misa. Pero ya entonces, a pesar de tanto control y vigilancia, el germen de la rebeldía y el ansia de romper los límites impuestos bullía en nuestras atemorizadas almas, y es así que algunos encontramos la forma de deslizarnos hacia la parte trasera del sacro edificio por las naves laterales para desde allí alcanzar el atrio, donde sentados en un rincón semioculto encendíamos un cigarro que iba pasando de mano en mano hasta que nos sentíamos enfermos y mareados pero felices, un poco más libres.
Antes de salir desde la escuela hacia la iglesia, el maestro pasaba lista. Aquellos que no se habían presentado recibían algunos contundentes sopapos además del correspondiente castigo y la general reprobación el lunes por la mañana. Todo transcurría en un ambiente de prohibiciones, de obligaciones ineludibles, de múltiples y variados temores. La regla generalmente aceptada era esa tan conocida de que la letra con sangre entra, aunque no sólo la letra, la disciplina, la religión impuesta, la historia vilmente contada y tergiversada, la épica y altisonante y ramplona poesía de los vencedores, la noción y el concepto de patria por encima de los conceptos de persona y de dignidad...
Aún así leímos a los poetas prohibidos, accedimos a los libros que sin dudar hubieran quemado, llegamos a amar más la libertad que aquel destino de peones silenciosos y obedientes que los salvadores habían diseñado para nosotros.
¿Para qué entonces tantos años de sufrimiento, tantos años de infancia y escuela en banco y negro?

jueves, 27 de septiembre de 2012

LA PIÑATA



Leí un artículo en la prensa acerca de cómo estamos educando a nuestros hijos. Utilizaba el autor dos ejemplos o figuras que venían a mostrar el nefasto camino por el que nos adentramos o más bien les adentramos a ellos: las piñatas de cumpleaños, con todos esos niños empujándose, disputando, tironeando, peleando por alcanzar el botín, por agarrar más golosinas que los demás.
Y también recurría para mostrar hacia donde vamos al ejemplo del desaforado consumo que tiene lugar en fechas navideñas. Así que nuestros niños y niñas están asumiendo firme y continuadamente ese objetivo de “agarrar” y “llevarse cosas” cuya imagen es la lucha sin cuartel bajo la piñata, es decir, traducido a conceptos o valores obtener provecho pasando por encima de los otros, competencia feroz y sálvese quien pueda. Y además en relación al ejemplo del consumo navideño la absurda inclinación a consumir, sea o no sea necesario, consumir como única posibilidad de ser feliz y ser alguien.
Me consuela saber que mi hijo obtiene tiene poco éxito en las piñatas, la verdad es que es muy poco competitivo, aunque quizás tiene demasiadas cosas, más de las que realmente necesita, y de eso somos culpables su madre y yo. Espero que podamos poco a poco enseñarle que la verdadera felicidad no está en tener muchas cosas sino en sacar mucho partido a las que uno tenga: intensidad mejor que cantidad. Más o menos.

lunes, 17 de septiembre de 2012



Mi hijo propone que hagamos un avión de cartón, un avión que realmente vuele y pueda llevarnos a los dos a la Luna. Su madre no vendría con nosotros porque volar le produce un insuperable miedo (no creo que más que el que me produce a mi). En principio quería construir el avión con papel, y ponía énfasis en hacer antes que nada las ruedas, unas ruedas muy grandes que en su cabeza eran la pieza clave del avión, lo que en realidad nos permitiría despegar y mantenernos en el aire. Yo le dije, así medio distraído, que mejor sería utilizar cartón que era más consistente y sólido que el papel. Aceptó después de considerarlo un rato y plantear algunas dudas que yo enfrenté con mis mejores argumentos. Más tarde pensó en un mechero para que hiciera las veces de motor del avión.Viendo que yo no estaba muy convencido de la bondad de este tipo de motor, imaginó que el cargador de un teléfono móvil conectado a un enchufe podría servir. No quise argumentarle que íbamos a necesitar un cable excesivamente largo, así que en eso hemos quedado.
Viendo que los dos últimos días anda buscando cartones por todas partes y no para de solicitar mi ayuda para construir el avión, me he visto obligado a decirle que de ninguna forma conseguiremos construir un avión que realmente vuele con nosotros encima, que hacer un avión de verdad es algo muy complicado y para ello se necesita una fábrica, muchos obreros, ingenieros, técnicos, especialistas, etc.
No he podido hacerle olvidar su proyecto. Está convencido de poder fabricar un avión de cartón que vuele hasta la Luna. De la Luna nos traeremos piedras y cualquier otro tesoro que podamos encontrar allí. En el camino de vuelta cogeremos tres estrellas, una para él, otra para su madre y otra para mi. ¿Y qué haremos con las estrellas?, le pregunto. ¿Pero no lo adivinas?, me dice incrédulo. Esas estrellas nos concederán todos nuestros deseos. Seremos felices para siempre.

lunes, 25 de junio de 2012

MIS VALORES



YO QUIERO TRANSMITIR A MIS ALUMNOS LA IDEA DE QUE EN LA VIDA HAY QUE COMPROMETERSE, HAY QUE AYUDAR A QUIEN LO NECESITA, NO DEBEMOS SER EGOISTAS O PENSAR EXCLUSIVAMENTE EN NUESTRO PROPIO BENEFICIO, Y ESTO YO SÉ QUE ES MUY DIFÍCIL, PUES VIVIMOS EN UNA SOCIEDAD QUE PROMUEVE EL INDIVIDUALISMO, LA IDEA ESA DE “SÁLVESE QUIEN PUEDA Y NO MIRES HACIA ATRÁS MIENTRAS TE OCUPAS DE SALVARTE”. YO NO QUIERO QUE MIS ALUMNOS VEAN ASÍ LAS COSAS, QUIERO QUE SE AYUDEN ENTRE ELLOS, QUE SE PREOCUPEN UNOS DE OTROS, QUE ESTÉN UNIDOS Y TENGAN CONCIENCIA DE GRUPO, QUE SEAN BUENOS COMPAÑEROS.
TAMBIÉN CREO QUE ES MUY IMPORTANTE QUE LOS NIÑOS APRENDAN A APRECIAR LA BELLEZA, QUE SEAN CAPACES DE DISFRUTAR ESCUCHANDO EL ADAGGIO DE ALBINONI O EL CONCIERTO DE ARANJUEZ, QUE SEAN IMAGINATIVOS, CREATIVOS, QUE APRECIEN UNA PINTURA O CUAQUIER OTRA MANIFESTACIÓN ARTÍSTICA.
YO INTENTO QUE MIS NIÑOS PIERDAN EL MIEDO AL PAPEL EN BLANCO, QUIERO QUE A PARTIR DE UN FOLIO EN BLANCO ELLOS DEJEN VOLAR SU MANO Y SU IMAGINACIÓN, QUIERO QUE RESPETEN LO QUE HACEN OTROS COMPAÑEROS, QUIERO QUE SEAN COOPERATIVOS ANTE QUE COMPETITIVOS, QUIERO QUE ENTIENDAN QUE JUNTOS, UNIENDO SUS FUERZAS, PUEDEN HACER GRANDES COSAS.
QUIERO QUE APRENDAN EL VALOR DE LA RISA, DE LA ALEGRÍA, DEL OPTIMISMO.
AHORA, DESPUÉS DE VARIOS MESES JUNTOS, EMPIEZO A SENTIR QUE SOMOS UNA COMUNIDAD, ALGO DISTINTO A LA SIMPLE SUMA DE INDIVIDUOS, SOMOS UN GRUPO HUMANO, CON SUS PROPIAS CARACTERÍSTICAS, CON SUS PUNTOS FUERTES Y DÉBILES.
MUCHO ME INTERESA QUE ESTOS NIÑOS Y NIÑAS EN EL FUTURO, CUANDO SEAN HOMBRES Y MUJERES, SEAN HOMBRES Y MUJERES SIN MIEDO, PUES EL MIEDO ES EL MECANISMO QUE BLOQUEA LA CAPACIDAD DE ACCIÓN DE LAS PERSONAS, EL MIEDO NOS IMPIDE SER DE VERDAD NOSOTROS MISMOS, NOS IMPIDE SER LIBRES.
Y POR SUPUESTO ME GUSTARÍA TRANSMITIRLES EL AMOR POR LA LIBERTAD, ESA LIBERTAD BASADA EN EL RESPETO A UNO MISMO Y A LOS OTROS.
FINALMENTE, Y POR ENCIMA DE TODO, TODOS LOS DÍAS QUISIERA DE ALGUNA MANERA MOSTRARLES QUE SIN AMOR NO SOMOS NADA, EL AMOR POR NUESTROS FAMILIARES, POR NUESTROS AMIGOS Y COMPAÑEROS, POR LOS QUE NOS RODEAN ES LO QUE DA SENTIDO A NUESTRAS VIDAS, ES LO QUE NOS PERMITE AVANZAR Y SER MEJORES:
QUIERO QUE MIS NIÑOS SEAN BUENAS PERSONAS, PERSONAS SOLIDARIAS CON CAPACIDAD DE AMAR Y AYUDAR Y HACER DE ESTE COMPLICADO MUNDO UN LUGAR MEJOR.

martes, 12 de junio de 2012

NIÑOS


Fueron niños quienes pintaron esos coloridos pájaros que atrapados en pequeños cuadritos adornan las paredes de la habitación.
Niños son la materia prima con la que trabajo, esas vidas que se mueven de un punto a otro, ese viaje incierto en el que tengo parte, en el que a veces puedo decidir el rumbo o la velocidad o el naufragio.
Es un niño esta personita que pasa las tardes junto a mi, viendo dibujos en la tele mientras estoy sentado frente al ordenador, haciendo sus tareas escolares, jugando a espadas conmigo mientras ríe de manera contagiosa y se come mi pan (gestos exagerados de comer) y se bebe mi vino (gestos exagerados de beber).
Niño es ese humano bajito y entrañable que todos los días en el recreo me trae una rica tortilla de patatas que guarda apretada en su puño, por el que resbala y cae al suelo un puñado de arena; me como la tortilla (gesto exagerado de comer), y él se me queda mirando satisfecho y corre a traerme otra tortilla.
Es una niña la que ayer mismo cumplía cinco años y sonreía coronada después de pedir un deseo y apagar las velas: no supo o no quiso mantenerlo en secreto y así supimos que su deseo nos implicaba a todos: “Que todos seamos felices”.

lunes, 21 de mayo de 2012

SAPOS, TIJERETAS Y ÉTICA



Uno de esos que llaman “tijeretas” o “cortapichas” (dermápteros), ascendía esta mañana, negro y muy ufano, por la cóncava y blanquísima superficie del lavabo. Abrí el grifo y el agua lo arrastró por el desagüe y puedo jurar que no hubo protesta por su parte ni lamento por la mía.

Luego, en clase, escuchamos la canción de la S, reconocemos el sonido S, descubrimos y escribimos en la pizarra palabras que tienen S. Como sapo. Ezequiel comenta que él un día, en el campo, mató un sapo, y yo le digo a él y a todos los demás que no tenemos que matar a los animales, ni siquiera a los sapos, ni a los saltamontes, ni a los escarabajos...

¿Y a los mosquitos en verano maestro? Eh...bueno, eso es otra cosa.

Interviene entonces Nacho para recordarnos que ahora estamos en primavera, y es en primavera cuando las hembras tienen sus crías, y no debemos molestar ni a las crías ni a las madres.

Dices muy bien Nacho, se nota que tu papá es veterinario, seguro que te cuenta muchas cosas sobre los animales, pero te digo algo más, a mi no me gusta que se maten animales ni siquiera cuando no es primavera, tampoco me gusta que se maten en otoño o en invierno. En verano creo que es lícito matar moscas y mosquitos y algunas que otras sabandijas, pero tampoco estoy muy seguro, las moscas sirven de alimento a pájaros y pequeños roedores...

Por mi parte debo hacer acto de contrición y reconocer que fue mi mano la que empujó a la tijeretilla al abismo insondable del desagüe.

sábado, 12 de mayo de 2012




Poco antes del mediodía Diana se pilló un dedito con las argollas del archivador; se acercó a mi mesa llorando inconsolable, enseñándome la mano, pero yo no conseguía ver el lugar exacto donde se había hecho daño, tenía toda la manita manchada de tinta de rotulador. La consolé como pude y regañé a Abel, que finalmente resultó ser el causante del incidente y que repetía una y otra vez que había cerrado las argollas sin querer. Eso es algo que no se hace sin querer, le dije, y como Diana no dejaba de llorar y me sentía afligido por su dolor, le mandé al rincón sin pensarlo mucho. Ahora, a toro pasado vuelvo a considerarlo y es posible que Abel únicamente pretendiera ayudar a su compañera, a veces esas argollas son verdaderamente duras de cerrar. Pero ni ella dijo nada, ni él intentó justificarse. A veces los niños simplemente admiten lo que pensamos los adultos, quizá porque piensan que nuestra versión debe ser más plausible y verdadera que la que ellos mismos puedan darnos, aunque sea precisamente esa versión la que más se ajuste a la realidad. Mañana hablaré con Abel y Diana, a ver si ya más tranquilos todos averiguamos lo que realmente pasó, si es que pasó algo distinto de un simple y descontrolado impulso por parte de Abel.


Me acuerdo muchas veces de aquella “pedagogía de la mercromina” de la que hablaba una maestra que vino a nuestro colegio a darnos una muy interesante charla: no hay mejor comunicación con un niño que la que nos ofrece la posibilidad de ofrecerle consuelo y alivio cuando sufre algún pequeño percance en sus juegos de patio o en el interior del aula. A veces basta con agacharse para examinar el pequeño rasguño, en ponerle un poquito de agua en ese brazo que dice que le duele, en sentarnos junto a ellos un ratito asegurándoles que pronto pasará el malestar, incluso hacerles algo de esa buena magia en la que ellos creen tan fácilmente.
Claro, que cuando consuelas a uno, tienes que asumir que después vendrán unos cuantos más contándote sus males y exigiendo a su vez sin decirlo otra ración de “pedagogía de la mercromina”

viernes, 16 de marzo de 2012

HASTA EL TECHO Y MÁS ALLÁ




Si os digo la verdad no sé cómo exactamente empezó. Algún día, hace ya mucho tiempo, se me ocurrió juntar todas la cosas que muchos de ellos traen por la mañana, y enseñarlas y comentarlas una por una: un libro de animales, un tigre- peluche, un helicóptero, un coche de bomberos, un dibujo, un viejo móvil inservible de papá, un woody, un batman, una oveja, un cuaderno de coloreo y copieteo, un sombrero, una trompetilla, un toro de esos que se ponían encima de la tele, un viejo monedero y un sinfín de objetos a los que ellos tienen misterioso apego, y que yo termino adorando por la oportunidad que me dan de sentirlos protagonistas y hablar de montones de temas que no estaban previstos. Enseñamos la oveja, nombramos a la niña que la ha traído, que se siente emocionada, le preguntamos quién se la regaló, qué nombre le ha puesto, si la quiere mucho; descubrimos que duerme con ella para no tener miedo, que se llama Blanquita, que la encontró tirada y sucia en una esquina. Cantamos una canción para esta linda ovejita, tengo, tengo, tengo, tú no tienes nada, tengo tres ovejas en una cabaña, le cantamos una nana, duerme, duerme ovejita, que tu mama está en el campo trabajando, te va a traer muchas cosa para ti, y si la oveja no se duerme viene el diablo blanco, chacapumba, chacapumba...
Sube la oveja a lo alto de la pizarra maestro y que se tire para abajo, tal como hace batman, y la subo y la dejo caer y la recojo, y gritan entusiasmados, y ahora maestro tírala hasta que llegue al techo como hiciste con supermán, y la oveja vuela hasta el techo y se ríen entusiasmados, y ya está bien de oveja chicos, vamos a dejarla que duerma un poquito, y la acuesto sobre la repisa de las cosas de buena mañana que me traen mis buenos niños y siento que ellos logran que mi imaginación se dispare y yo me convierta en un tipo un poco loco, capaz de aprovechar lo más insospechado para dar un tono de alegría participativa a ese tramo de la mañana que va desde la nueve a las diez, al que suelen llamar asamblea y para el que yo no tengo nombre ni denominación, ni falta que me hace.

lunes, 5 de marzo de 2012

YA ESTÁS "MUY GRANDE" MAESTRO


Esta mañana, cuando entramos en clase, lo primero que les digo a los niños es “escuchadme chicos, tengo algo que deciros, una noticia que daros: hoy es mi cumpleaños, así que me gustaría que me cantarais todos el cumpleaños feliz, lo mismo que hacemos cuando es el cumple de cualquiera de vosotros, yo no quiero ser menos”. Por supuesto me cantaron el cumpleaños feliz, con gran diligencia y energía, con sus voces infantiles y sus expresiones espontáneas y maravillosas. Después algunos propusieron que lo cantáramos también en inglés, y así lo hicimos; no contentos aún seguimos con “feliz, feliz en tu día, amiguito que Dios te bendiga...” y aún después “es un muchacho excelente, es un muchacho excelente”, para rematar con un súper estimulante, y unísono grito de reconfortante felicitación colectiva: ¡FELICIDADES MAESTRO!
Después de este inicio de jornada tan feliz, lo siguiente que hice fue llamar a mi mujer y pedirle que fuera a buscarme unas bolsitas de “chuches” para regalarles a la salida, es lo menos que yo podía hacer, caramba.
Me preguntaron cuántos cumplía y yo les dije que cincuenta y nueve y escribí el numero en la pizarra y ellos por supuesto no sabían leerlo y me comentaron que ya estaba yo muy grande, eso es cierto les dije yo, y pensé que realmente yo debo ser ya muy “grande”, tan grande, que mis niños no son capaces de entender ni asimilar el número que representa mi edad.
Pero luego pensé que tenía yo por otro lado una gran suerte, la suerte de celebrar mi cumpleaños con ellos, de la misma forma y con los mismos ritos que celebramos el cumple de cualquiera de ellos. A las dos se fueron felices a casa con sus chuches y yo me fui contento con sus canciones y felicitaciones.

jueves, 9 de febrero de 2012

BUEN VIAJE Y BUENA SUERTE




Un par de farolas de amarillenta luz apenas nos permiten ver el discurrir de la pelota sobre la estrecha parcela de hierba salpicada por algunos arbolitos. Pablo se pinchó cuando saltando trató de alcanzar las ramas de uno de ellos. Me dijo que no se había hecho daño porque todo su interés estaba en seguir jugando, correteando tras el balón, pateándolo hacia arriba, inventando fantásticas proezas de fútbol semejantes a las que ve en los dibujos animados.
Ya más tarde, en casa, sí que se quejó del daño que tenía en la mano y su madre tuvo que aplicarle algún remedio.
A veces interrumpimos el juego para ver los aviones que cruzan sobre nuestras cabezas, con sus luces parpadeantes y su rugido remoto. Durante un momento los miramos y les deseamos buen viaje y buena suerte, antes de que la noche se los trague para hacerlos aparecer después en algún lugar lejano.
Pablo me dice que cuando seamos nosotros los que viajemos en avión de noche, le gustará asomarse a la ventanilla por si puede ver a niños que juegan a la pelota con sus papás; quizá sea así le contesto, quizá ellos también nos deseen buena suerte y buen viaje.

viernes, 3 de febrero de 2012

EL GENIO DE TCHAIKOVSKY SE HACE MAGIA EN LOS NIÑOS


Ocurre siempre cuando a la vuelta del recreo me llego hasta el reproductor de música y elijo la pista número dieciocho del cedé de audiciones clásicas; entonces empieza a sonar "El lago de los cisnes" de Tchaikovsky y ellos invariablemente comienzan a saltar, a ir de un lado a otro muy agitados, a reírse, a dar gritos de júbilo...Sí, tienen perfectamente asumido que "El lago de los cisnes" no es música que pongamos para escuchar tranquilamente sentados, es música con la que nos divertimos mucho, pues con ella representamos una historia que entre todos nos hemos inventado libremente; con esta música hemos montado nuestra particular obra de teatro, nuestra particular coreografía para celebrar al genial músico ruso de alma tan atormentada como la de su patria. 
Lo primero es repartir los papeles: hoy les toca a los niños hacer de cisnes, así que serán las niñas las que ejerzan de hadas madrinas; entre las niñas hay que hacer sorteo para ver cual de ellas hace de "bruja mala" y cual de "pajarillo mensajero". Con los primeros compases los niños corren al corcho, quiero decir al profundo lago azul donde nadan felices y despreocupados los cisnes y súbitamente convertidos en estos bellísimos animales se mueven sobre las aguas límpidas en las que espejea el sol. Las niñas se sitúan junto a la puerta, es decir en el sombrío bosque donde habitan las hadas buenas, justas, amigas de todos los animales y todos los niños y por supuesto de los cisnes. De la más profunda espesura del bosque surge la espectral y maligna figura de la "bruja mala", que encorvada y sonriendo malévolamente se dirige a la orilla del lago. Allí, con aviesas intenciones y sutiles engaños convoca a los cisnes, que inocentes e ignorantes de sus verdaderas intenciones acuden prestos. La bruja deja caer sobre las aguas miguitas de pan envenenadas que los cisnes comen rápidamente. La brujas pronuncia terribles palabras y después emite estruendosas carcajadas que hielan la sangre; los cisnes, aturdidos, confusos, doloridos, terminan exhalando el último suspiro y flotando muertos sobre el agua. Pero un pajarillo desde un árbol lo ha visto todo y presto vuela y avisa a las hadas del bosque. Las hadas se trasladan inmediatamente al lago, masajean el corazón de los cisnes y al cabo de un momento éstos resucitan.
Finalmente, hadas, cisnes, pajarillo y bruja arrepentida del mal que hizo, hacen un corro y dan unas vueltas entre risas y exclamaciones de alegría, que coinciden con los últimos compases de nuestro fragmento del "Lago de los cisnes".
Y ahora lo más curioso: cuando intento llevar a cabo nuestro juego, teatrito o como queráis llamarlo sin la música de Tchaikovsky, los niños pierden todo interés, no hay entusiasmo, ni magia, ni verdad en lo que hacemos. Y ahora decidme: ¿no era sublime y genial este compositor ruso?

jueves, 26 de enero de 2012

GUARDAR NUBES EN UN BOLSILLO





Ya sé que se espera que un maestro o una maestra de E. Infantil permanezca en todo momento inalterado, autocontrolado, sereno, sonriente, tranquilo, sin perder la sonrisa y si es posible adoptar o conseguir una expresión angélica o beatífica en su rostro. Pero yo no puedo y además no quiero. Yo quiero ser sincero y vulnerable ante mis alumnos, de la misma manera que ellos son sinceros conmigo y me muestran sus sentimientos, sus enfados y alegrías, sus dudas, sus arrebatos, las reacciones con las que me enseñan lo que hay en el fondo de ellos. Por eso yo también a veces me enfado, o me molesto, o me siento dolido o incluso en ocasiones pierdo los papeles. Porque estoy entre ellos, comparto espacio y tiempo y vivencias con ellos, río con ellos y sufro con ellos y me equivoco o acierto con ellos.
No, no soy uno de esos maestros de claro y previsible perfil, soy un hombre que trata de sentirse niño entre los niños, de recordarse a si mismo, de no olvidar que también ellos serán hombres y mujeres algún día, y es ahí cuando decido y tengo claro que no puedo ni debo engañarles, que sólo puedo ofrecerles lo que ellos me ofrecen a mi: sinceridad y ganas de coger nubes y guardarlas en un bolsillo.

viernes, 20 de enero de 2012

HISTORIAS DE PATIO




Es interesante observar lo que ocurre en el patio. Samuel cabalga en su nervioso caballo, cuando de pronto tropieza y cae al suelo. Le rodean varios compañeros y él permanece quieto, inmóvil. Son segundos decisivos, el drama puede estallar en cualquier momento o pasar de largo; En esta ocasión pasa de largo. Samuel se levanta, viene hacia mi y me dice que se ha caído y se ha hecho daño, pero que no ha llorado. ¡Bravo Samuel, en gran medida en eso consiste la vida, en seguir adelante después de las caídas!
Pablo juega en una esquina junto a dos niñas. Intuyo que juegan de forma simbólica. Inesperadamente Pablo se incorpora y viene hacia mi llorando. ¿Qué ha pasado Pablo? “Me han apagado la tele, no me dejan ver la tele”, me dice compungido, ahogado por el llanto. Jugaban a las familias y lo hacían con tal intensidad y veracidad que cuando ellas decidieron castigarle sin tele, Pablo lo vivió como un hecho real, no caben bromas ni media verdades en el juego absolutamente serio de los niños.
Nacho, en mitad del patio va sacando flechas de su carcaj, las coloca con cuidado en el arco, lo tensa, apunta y dispara. No puede fallar porque la vida de los miembros de su tribu depende de que él cace suficientes bisontes. Después llamará a sus compañeros y cortarán la carne para llevarla al poblado.
La vida, con todos sus dramas, alegrías y amplios y ricos significados palpita imponente y majestuosa en los juegos de los niños en el patio.

viernes, 13 de enero de 2012

UN TÍO RARO CON GAFAS DE COLOR NARANJA




El primer día después de las vacaciones de Navidad comenzamos hablando de los regalos de Reyes, era inevitable y también necesario. El hecho de que se alargara la tertulia junto con el desmesurado afán de dar noticia a los demás de las excelencias recibidas, contribuyó a que la clase se transformara en jaula de grillos: todos gritaban, todos querían dejar constancia de los regalos recibidos. Pedí silencio y repartí folios. Deberían dibujar los juguetes que los Reyes les habían traído.
Algunos se mostraban muy preocupados, pues temían no saber hacer esos dibujos. Les dije que no se preocuparan, que pensaran en su juguete y al mismo tiempo movieran la mano, que ya verían como la mano por si misma iría encontrando el juguete que tenían en la cabeza. No importaba nada como saliera, cada uno podía hacer su dibujo libremente, como le diera la real gana, sin ningún miedo.
Así fue como descubrí que una Nancy, un Woody, un tren, un fórmula uno con mando a distancia, “un tío raro con gafas de color naranja con las pilas gastadas”, pueden ser representados con un aluvión de formas rectangulares y cuadradas, con enrevesados garabatos y con curiosas e indescifrables formas de reminiscencias jeroglíficas...
También hubo además de trabajos abstractos, conceptuales y figurativos, dignas y singulares obras realistas. Los Reyes estarán contentos de promover tanto arte y capacidad de representación.

viernes, 6 de enero de 2012

CABALGANDO SOBRE UN NANOSEGUNDO



Fue un martes trece. Estuvimos hablando de esto, de cosas que según alguna gente, o mucha gente, trae mala suerte. Sal que se derrama, gato negro, martes ni te cases ni te embarques, espejo roto, levantarse con el pie izquierdo...
Le cuentas estas cosas a los niños y se te quedan mirando extrañados, sin saber muy bien de qué les hablas. ¡Qué pueden saber ellos de superstición o mala suerte! Sin embargo no renuncio a plantearles cualquier tema o cuestión que se atraviese en nuestro camino, que surja en el devenir de los acontecimientos y las tareas diarias. Les hablo de todo, les menciono todo, hablamos y hablamos y vemos sobrevolar las palabras y las ideas y la vida sobre nuestras cabezas, y poco a poco la vida configura sus múltiples formas y caminos y opciones entre nosotros. Cuando menos lo piensas cualquiera de ellos pregunta algo o dice aquello que te deja estupefacto, parado ante el tiempo mientras todos ellos cabalgan sobre un nanosegundo.